¡Alégrate,
el Señor está contigo!
EVANGELIO DEL DÍA
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Jn 6, 68
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Domingo, 3 de Marzo de 2024
DOMINGO IIIº DE CUARESMA
Éxodo 20, 1-17
/ 1 Corintios 1, 22-25
/ Juan 2, 13-25
Salmo Responsorial Sal 18, 8-11
R/. "Señor, Tú tienes palabras de Vida eterna"
Santoral:
Santa Katharine Drexel, San Guenolé,
Santos Marino y Asteri
LECTURAS DEL DOMINGO 3 DE MARZO DE 2024
DOMINGO IIIº DE CUARESMA
La Ley fue dada por medio de Moisés
Lectura del libro del Éxodo
20, 1-17
Dios pronunció estas palabras:
Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de
Egipto, de un lugar de esclavitud.
No tendrás otros dioses delante de mí.
No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de
lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la
tierra, o debajo de la tierra, en las aguas.
No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto,
porque Yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso,
que castigo la maldad de los padres en los hijos,
hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me
aborrecen; y tengo misericordia a lo largo de mil
generaciones, si me aman y cumplen mis
mandamientos.
No pronunciarás en vano el Nombre del Señor, tu
Dios, porque Él no dejará sin castigo al que lo
pronuncie en vano.
Acuérdate del día sábado para santificarlo.
Durante seis días trabajarás Y harás todas tus
tareas; pero el séptimo es día de descanso en
honor del Señor, tu Dios. En él no harán ningún
trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu
esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el
extranjero que reside en tus ciudades. Porque en
seis días el Señor hizo el cielo, la tierra, el
mar y todo lo que hay en ellos, pero el séptimo
día descansó. Por eso el Señor bendijo el día
sábado y lo declaró santo.
Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una
larga vida la tierra que el Señor, tu Dios, te da.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás
la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su
esclava, ni su buey, ni su asno, ninguna otra cosa
que le pertenezca.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
18, 8-11
R.
Señor,
Tú tienes palabras de Vida eterna.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.
R.
Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros
iluminan los ojos.
R.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
R.
Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal.
R.
Nosotros predicamos a un Cristo crucificado,
escándalo para los hombres, pero sabiduría de Dios
para los llamados
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto
1, 22-25
Hermanos:
Mientras los judíos piden milagros y los griegos
van en busca de sabiduría, nosotros, en cambio,
predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para
los judíos y locura para los paganos, pero fuerza
y sabiduría de Dios para los que han sido
llamados, tanto judíos como griegos. Porque la
locura de Dios es más sabia que la sabiduría de
los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte
que la fortaleza de los hombres.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Destruyan este templo
y en tres días lo volveré a levantar
X Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo
según san Juan
2, 13-25
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a
Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores
de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas
sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de
cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con
sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de
los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los
vendedores de palomas: «Saquen esto de aquí y no
hagan de la casa de mi Padre una casa de
comercio.»
Y sus discípulos recordaron las palabras de la
Escritura:
«El celo por tu Casa me consumirá».
Entonces los judíos le preguntaron: «¿Qué signo
nos das para obrar así?»
Jesús les respondió: «Destruyan este templo y en
tres días lo volveré a levantar.»
Los judíos le dijeron: «Han sido necesarios
cuarenta y seis años para construir este Templo,
¿y Tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero Él se refería al templo de su cuerpo.
Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos
recordaron que Él había dicho esto, y creyeron en
la Escritura y en la palabra que había
pronunciado.
Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de
la Pascua, muchos creyeron en su Nombre al ver los
signos que realizaba. Pero Jesús no se fiaba de
ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba
que lo informaran acerca de nadie: Él sabía lo que
hay en el interior del hombre.
Palabra del Señor.
Reflexión
LA LETRA MATA, MÁS EL ESPÍRITU VIVIFICA
1.-
Haciendo un azote
de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y
bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas
y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas
les dijo: quitad esto de aquí; no convirtáis en un
mercado la casa de mi Padre.
La frase de san Pablo (2 Cor 3,
6), citada arriba, nos sirve para explicar el
comportamiento de Jesús ante la conducta de los
“mercaderes” del templo. Porque tanto los que
vendían ovejas, bueyes y palomas, como los que
cambiaban las monedas, lo hacían de acuerdo con la
letra de la ley. La compra de ovejas, bueyes y
palomas eran necesarias para los sacrificios, y
los que cambiaban las monedas también. ¿Qué era,
entonces, lo que hacían mal estos “mercaderes” y
por qué la ira súbita y violenta de Jesús? Por
haber convertido en un puro negocio un oficio
necesario para los sacrificios en el templo. Algo
parecido a los que, desgraciadamente, hacen hoy
algunos párrocos y curas peseteros con los
estipendios de las misas, bautizos y funerales.
Las misas, bautizos y funerales son necesarios en
cualquier parroquia, pero organizar las misas,
bautizos y funerales de la parroquia pensando más
en el beneficio económico que proporcionan, que en
el provecho pastoral, social y espiritual, que
pueden y deben proporcionar a los fieles, eso ya
sería ser más “mercaderes” de la parroquia que
auténticos párrocos. Son muchos los casos en los
que la letra de la ley nos permite hacer cosas que
el verdadero espíritu de la ley nos prohibiría.
Jesús no vino a suprimir la letra de la ley, pero
sí vino a purificarla. La conducta de Jesús ante
el comportamiento de los “mercaderes” del templo
debe servirnos a los cristianos para discernir en
cada caso qué es lo que nos permite hacer la letra
de la ley y qué es lo que nos manda hacer el
espíritu de la ley.
2.-
¿Qué signos nos
muestras para obrar así? Jesús contestó: Destruid
este templo y en tres días lo levantaré… Él
hablaba del templo de su cuerpo.
El único y verdadero templo de Dios, en el sentido
más estricto de la palabra, es el cuerpo y el
espíritu de Cristo. Un templo físico donde no
habita el espíritu de Jesús no es templo de Dios,
por muy grandioso, artístico y monumental que sea
ese templo. Lo mismo nos pasa a nosotros, los
cristianos: si no habita en nosotros el espíritu
de Cristo no somos templo de Dios, aunque seamos
unos fieles cumplidores de la letra de la ley
cristiana. Los judíos, incluidos los discípulos de
Jesús, no entendieron la respuesta de Jesús,
porque para ellos el único templo de Dios era el
templo de Jerusalén. Aprendamos nosotros: no debe
ser para nosotros lo más importante de la religión
ir al templo físico de la parroquia, o de
cualquier iglesia, lo más importante es, cuando
entramos en una iglesia, encontrarnos con el
espíritu de Jesús, el único templo vivo y
verdadero de Dios. Y, si cada uno de nosotros vive
habitado por el espíritu de Jesús, él mismo es
templo vivo de Dios.
3.-
El Señor
pronunció las siguientes palabras: Yo soy el
Señor, tu Dios… No tendrás otros dioses frente a
mí. En este
texto del libro del Éxodo se recogen los
mandamientos, las “leyes”, que el mismo Dios
entregó a Moisés en el monte Sinaí, como expresión
del código de la Alianza que el mismo Dios hizo
con su pueblo. Son mandamientos, leyes justas, que
Yahvé dio a su pueblo; si el pueblo las cumplía,
Yahveh les protegería, siendo siempre fiel a esta
Alianza. Naturalmente, esta antigua Alianza de
Dios con su pueblo vale también para nosotros y
para todos los pueblos. Pero nosotros, los
cristianos, debemos ser y sentirnos especialmente
fieles a una Nueva Alianza, la Alianza que Dios
renovó con nosotros en Cristo Jesús. El
mandamiento nuevo de Jesús es amarnos unos a otros
como el mismo Jesús nos amó a nosotros. Seamos
nosotros fieles especialmente a esta Nueva
Alianza.
4.-
Los judíos exigen
signos, los griegos buscan sabiduría. Pero
nosotros predicamos a Cristo crucificado:
escándalo para los judíos, necedad para los
griegos. En
esta su carta a los Corintios, san Pablo no niega
la validez de los signos que exigían los judíos,
ni la sabiduría que buscaban los griegos; lo que
hace san Pablo es resaltar lo propio de los
cristianos, al predicar la salvación basada en los
méritos de Cristo, una persona crucificada. San
Pablo ve y quiere que veamos nosotros, los
cristianos, en Cristo crucificado, la salvación
que nos viene de Dios, precisamente a través de la
humillación y muerte de Cristo, aceptada
libremente y por amor, una muerte injusta
provocada por la maldad de los hombres. Condenemos
nosotros la maldad de los hombres que mataron a
Cristo y alabemos la humildad y el amor de Dios,
al aceptar como redentora la muerte de su Hijo
crucificado.
Gabriel González del Estal
www.betania.es
LO QUE DIOS ESPERA DE NOSOTROS
1-
¿Parábola o
realidad?
"Tras muchos años de esfuerzo, un inventor
descubrió el arte de hacer fuego. Tomó consigo sus
instrumentos y se fue a las nevadas regiones del
Norte, donde inició a una tribu en el mencionado
arte y sus ventajas.
La gente quedó tan encantada con semejante novedad que ni
siquiera se le ocurrió dar las gracias al
inventor, el cual desapareció de allí un buen día
sin que nadie se percatara. Como era uno de esos
pocos seres humanos dotados de grandeza de ánimo,
no deseaba ser recordado ni que le rindieran
honores; lo único que buscaba era la satisfacción
de saber que alguien se había beneficiado de su
descubrimiento.
La siguiente tribu a la que llegó se mostró tan deseosa de
aprender como la primera. Pero sus sacerdotes,
celosos de la influencia de aquel extraño, lo
asesinaron y, para acallar cualquier sospecha,
entronizaron un retrato del Gran Inventor en el
altar mayor del templo, creando una liturgia para
honrar su nombre y mantener viva su memoria y
teniendo gran cuidado de que no se alterara ni se
omitiera ni una sola rúbrica de la mencionada
liturgia.
Los instrumentos para hacer fuego fueron cuidadosamente guardados
en un cofre, y se hizo correr el rumor de que
curaban de sus dolencias a todo aquel que pusiera
sus manos sobre ellos con fe.
El propio Sumo Sacerdote se encargó de escribir una Vida del
Inventor, la cual se convirtió en el Libro
Sagrado, que presentaba su amorosa bondad como un
ejemplo a imitar por todos, encomiaba sus
gloriosas obras y hacía de su naturaleza
sobrehumana un artículo de fe.
Los sacerdotes se aseguraban de que el Libro fuera transmitido a
las generaciones futuras, mientras ellos se
reservaban el poder de interpretar el sentido de
sus palabras y el significado de su sagrada vida y
muerte, castigando inexorablemente con la muerte o
la excomunión a cualquiera que se desviara de la
doctrina por ellos establecida. Y la gente,
atrapada de lleno en toda una red de deberes
religiosos, olvidó por completo el arte de hacer
fuego".
2-
Jesús vino a
anunciar y establecer el Reino de Dios, la Buena
Noticia de la salvación.
Él nos trajo el fuego que da calor e ilumina
nuestra vida. ¿Qué hemos hecho con él, sabemos
cómo se consigue? Tengo la impresión que muchas
veces los cristianos nos hemos quedado en la
hojarasca y nos hemos olvidado de lo esencial. No
es que esté mal lo que hacemos, ¿acaso estaba mal
lo que hacían los mercaderes delante del Templo?
Ellos proporcionaban las monedas para comprar los
animales que se sacrificaban en el Templo.
Favorecía que se llevase a cabo el culto a Dios.
Sin embargo Jesús arremete contra ellos y todos
los que secundan este culto porque está vacío,
sólo busca el propio beneficio. Han convertido la
casa del Padre en un "mercado". La religiosidad
mágica, de contraventa es lo que rechaza Jesús.
¿Cuánto de "compraventa" queda en nuestra
religiosidad: estipendios por misas, bodas,
bautizos, indulgencias para comprar una parcela en
el cielo? El culto que Dios quiere es "en espíritu
y en verdad".
3.-
El único mandamiento.
Los Mandamientos son 10, mejor dicho uno solo
"Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
como a ti mismo", o mejor "amaos unos a otros como
yo os he amado". ¿Por qué se ha dado tanta
importancia al cumplimiento de las normas
cultuales? El culto, realizado con dignidad debe
llevarnos a Dios y al hermano, debe hacer que
nuestro compromiso por el Reino sea cada vez
mayor. El cuto a Dios es necesario, pues con Él le
agradecemos todo lo que nos regala gratuitamente
y, al mismo tiempo, fortalece nuestra fe y nuestra
esperanza. La liturgia es la celebración
comunitaria del encuentro con Dios. San Agustín
afirma que, en contraposición a la vida presente,
la liturgia no estaría ya tejida ya por la
exigencia o la necesidad, sino por la libertad de
la ofrenda y el don. No debemos "practicar" por
obligación o por miedo a cometer pecado mortal,
sino por agradecimiento al amor de Dios. El Papa
Benedicto XVI en su libro "El espíritu de la
liturgia" compara la liturgia con un juego que nos
libera y nos hace encontrarnos con nosotros mismos
y con Dios, "la liturgia es el despertar dentro de
nosotros de la verdadera existencia como niño; la
apertura a esa comprometida grandeza que no
termina de cumplirse totalmente en la vida. Sería
la forma visible de la esperanza, anticipo de la
vida futura, de la vida verdadera, que nos prepara
para la vida real –la vida en la libertad, en la
inmediatez de Dios y en la apertura auténtica de
unos a otros–. De este modo, la liturgia
imprimiría también a la vida cotidiana,
aparentemente real, el signo de la libertad,
rompería las ligaduras y haría irrumpir el cielo
en la tierra"
4. –
No solo el
culto…..Jesús
relativiza la importancia del Templo como "lugar
de culto", señalando que la cuestión no es si en
Jerusalén o en Garizín, sino en el corazón y en la
actitud que tenemos cuando damos culto a Dios. Ya
en el Antiguo Testamento Dios había dicho que
quería misericordia y no sacrificios. Por eso se
atreve Jesús a decir que era capaz de destruir el
Templo y levantarlo en tres días. Hablar así para
los judíos ortodoxos era una blasfemia. Pero Él se
refería al templo de su cuerpo, que iba a morir y
resucitar. Es un anticipo de la Pascua ya cercana,
pues Jesús había tomado ya la decisión de "subir a
Jerusalén", donde estaba el centro de la religión
judía. Reflexionemos sobre nuestra forma personal
de vivir la "religación con Dios" y veamos si son
adecuados los servicios religiosos que prestamos.
Lo cultual es necesario, pero una parroquia o
cualquier comunidad cristiana debe ejercer también
el ministerio -servicio- del anuncio gozoso del
Evangelio –catequesis– y del amor gratuito a los
necesitados -caridad-.¡Pobres cristianos seríamos
si nos quedamos sólo en lo cultual!.
José María Martín OSA
www.betania.es
EL ATRIO DE NUESTRA FE
La cuaresma, como camino que conduce hacia la
Pascua, pretende con medios tan esenciales como
sencillos (oración, austeridad o caridad)
revestirnos de un espíritu que nos lleve a
celebrar intensamente y en verdad la Semana Santa.
Sin complejos y sin añadidos. No es la fe la que,
a lo largo de la historia, ha disfrazado con
elementos secundarios nuestra vivencia de Dios. Es
el hombre, somos nosotros –unas veces con acierto
y otras con no tanto–
los que hemos rodeado nuestra confianza en Dios
con aspectos que, tal vez, necesitan alguna
revisión y que a menudo generan críticas: lo
comercial no es bueno en las cosas de Dios.
1.- Que Dios no necesita ningún espacio sagrado es verdad.
Cuántos templos llenos y, en contraposición,
cuántos corazones no tocados por la gracia.
Embelesados por la belleza, por las formas pero no
despuntando hacia la conversión. El templo, desde
el Bautismo, somos cada uno de nosotros. Y, ese
templo, es el que hemos de cuidar con la limpieza
de una buena confesión, con la pintura de una
buena obra de caridad y con el mantenimiento
personal a través de la oración, la eucaristía o
la contemplación.
2.- Con nuestras personas, con nuestros templos de carne y hueso,
puede ocurrir lo mismo que aconteció en el suceso
evangélico que se nos narra en este día: ¿Cómo nos
encuentra Jesús? ¿De qué nos ve rodeados? ¿De
dinero? ¿De intercambios muy interesados? ¿Con un
te doy para que me des? ¿De negocios grandes o
pequeños?
La respuesta, como siempre, nos la da la fe: apostar por Jesús
significa colocarle en el centro y, fuera de Él,
no permitir que nada distorsione nuestra fidelidad
cristiana.
3.- Acostumbrados a una fe, excesivamente light, hemos de
reconocer que no nos cuesta esfuerzo alguno
combinar las cosas de Dios con las ofertas del
mundo. Rebajar la exigencia de nuestra vida
cristiana es fácil pero, también es verdad, que
ello nos embarca en una mediocridad peligrosa:
¿Qué es de Dios y qué es el del mundo?
Los mandamientos, que siguen siendo diez, dan sentido a nuestro
camino cristiano. El amor al prójimo, que es
consecuencia lógica de nuestra unión con Dios, es
imperativo en el día a día. La oración personal (y
no sólo comunitaria) es síntoma de una fe
saludable que, además, la fortalece cuando –esa
oración– (como decía Teresa de Jesús) nos lleva a
caer en la cuenta de que es estar con Aquel que
decimos amar.
4.- Depurar nuestra praxis cristiana es muy difícil en estos
tiempos que nos toca vivir. Entre otras cosas
porque la Iglesia, cada vez que nos recuerda
aquello que estorba en los atrios de nuestro
pensamiento, de nuestro corazón, de nuestro hablar
o de nuestro comportamiento, es respondida con
críticas sobre su intrusismo o su poder mediático.
¿Es así? ¡No! Simplemente nos recuerda lo qué es
una vida cristiana diferenciándola de la pagana.
En este tercer domingo de la cuaresma seamos conscientes de un
gran peligro que nos acecha: no somos ya nosotros
los mercaderes en nuestro propio templo. Es ya, la
sociedad que nos rodea, la que intenta invadir y
torpedear los atrios de cada persona, de cada
familia y de la moral colectiva con sus propias
pretensiones resumidas en una frase: ¡Todo vale!
Y, eso, no es bueno.
Quien tenga oídos…que oiga.
Javier Leoz
www.betania.es
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