INDICACIONES PRÁCTICAS

PARA EL GUÍA DE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

 

 

El GUÍA:

Sus funciones son: introducir, ambientar, animar, explicar, ayudar a comprender, a celebrar y a vivir la Eucaristía con una verdadera actitud comunitaria y participativa. No debe asumir la función del diácono, ni sustituir las moniciones presidenciales del sacerdote, y tampoco constituirse en "cronista" que va relatando lo que ya la asamblea está viendo. Su función es delicada y difícil, ya que implica que debe tener una capacidad de intervención de forma medida, oportuna, adaptada y breve. No debe constituirse en el centro de la atención de la asamblea, por el contrario, debe conducir y transportar la asamblea al centro de la celebración. Debe estar bien preparado y mover la asamblea. Tiene que recordar que es más conveniente una Misa sin guía, que un mal guía en la Misa.

LAS MONICIONES:

Si bien ya es muy conocido el momento en que corresponden cada una, no obstante haré algunas sugerencias sobre ellas:

PREPARACIÓN:

Esta monición corresponde ser hecha antes de iniciarse la celebración, con la solemne procesión de entrada, o la entrada simple del sacerdote que preside la misma. En ella se indica la fiesta que se celebra, o simplemente el domingo que corresponde del tiempo litúrgico, dato que no siempre es debidamente conocido por toda la asamblea. También, al final de la misma se pueden agregar algunas indicaciones prácticas, como ser: alguna celebración particular que tenga lugar en esa Misa, las intenciones para la misma, quién preside la celebración, el canto de entrada, etc.

AMBIENTACIÓN:

La monición de ambientación, que está indicada claramente en las Normas Generales del Misal Romano, introduce a la asamblea en la liturgia del día y corresponde ser hecha luego del saludo del sacerdote al pueblo y antes del acto penitencial: "Después del saludo al pueblo, el sacerdote u otro ministro idóneo, con brevísimas palabras, puede introducir a los fieles en la Misa del día" (NGMR nº 29 y nº 86). Es una exhortación inicial breve que pretende despertar la atención de los participantes y abrirlos al mensaje de la celebración. En la práctica, algunos sacerdotes aceptan sólo una monición, hecha antes del comienzo de la Misa; en ese caso, es mucho más lógico que esta monición de ambientación, sea efectuada en ese momento, ya que ésta es de mucha importancia para mostrar a los fieles la finalidad específica de cada celebración.

LECTURAS:

Las moniciones para cada una de las lecturas y el Evangelio, deben ser breves y explicar el sentido de la misma. En algunos guiones, a modo de ejemplo, en la correspondiente al Evangelio, se ha colocado la indicación: "Cantamos el Aleluya", que puede hacerse siempre que esté indicado litúrgicamente su canto (en todo tiempo, menos durante la Cuaresma).

ORACIÓN DE LOS FIELES:

Se ha colocado en los guiones, la oración introductoria y conclusiva del celebrante a la Oración de los Fieles, debidamente diferenciada del resto del guión. Las intenciones se han efectuado como modelos, pudiendo ser reemplazadas o agregarse otras que tengan referencia concreta a las particularidades de la celebración o a las necesidades de la comunidad. Para su ordenamiento se ha seguido lo indicado en el N.G.M.R. nº 46:

a) por las necesidades de la Iglesia;

b) por los gobernantes y por la salvación de todo el mundo;

c) por los oprimidos por cualquier necesidad;

d) por la comunidad local.

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros"), las normas de la Misa preveen una monición que tiene la oportunidad de motivar más explícitamente la acción de gracias y relacionar nuevamente la Palabra, la Eucaristía y la vida (NGMR nº 47). Es una exhortación importante de la Misa. Si bien es una monición hecha por el sacerdote, el uso y las costumbres han hecho que ésta sea hecha por el guía.

COMUNIÓN:

La monición de la comunión, debe hacerse inmediatamente después de la invitación del sacerdote: "Dichosos los invitados...", y la correspondiente respuesta de la asamblea, para que, si hay canto de comunión, el mismo se inicie inmediatamente de terminada la monición del guía. La comunión del sacerdote y los demás ministros es un  único rito con la comunión de la asamblea, por lo que, el canto debe acompañarlo desde su inicio, y no lo que con frecuencia sucede, que se inicia el canto cuando comienza la comunión de la asamblea; esto no es correcto, ya que de esta forma se desgaja la comunión del sacerdote de la comunión de la asamblea, como si se tratara de dos ritos separados.